lunes, 10 de junio de 2013

03 EL SUBSISTEMA SOCIAL

Imaginarios. Las ciudades contemporáneas se construyen no solamente de cemento y ladrillos, sino también del imaginario de las personas. Para esta condición de ciudad imaginada, se pueden tener diversas entradas, ya que todo depende de la percepción de la sociedad, y esto puede ir desde un punto particular para el individuo, como para un grupo de ciudadanos en colectividad. Los imaginarios además, nos hacen tener una referencia de los puntos clave de las ciudades, a partir de los recuerdos o visiones de sus habitantes, que hablan no solamente de arquitectura, sino además de una condición de sociedad y cultura especifica. Los imaginarios además, nos pueden llevar a un conocimiento de ciertos lugares, en los que muchas veces no hemos estado físicamente, pero que los sentimos parte de nuestro bagaje cultural, gracias al poder de los medios de comunicación y sistemas informáticos y de conexión instantánea (internet, televisión, radio, prensa, etc.).

Instalación en la Noche en Blanco, Barranco, 2013.

Exposición. La ciudad contemporánea, que ha sido absorbida por el capitalismo desbordado de la modernidad, nos deja a los ciudadanos delante de un escenario en el cual todos somos artistas, y en donde todos queremos el papel protagónico. Esta condición de exposición espectacular, no solo se da en las personas, sino también en la arquitectura, ya sea convirtiendo la ciudad en una vitrina de exposición de productos o de interacciones sociales, sino además tratando de destacar del resto de arquitecturas, con acciones espectaculares y haciendo despliegue de su tecnología, generando una ciudad llena de estímulos, haciendo una cacofonía urbana de la que todos somos actores y espectadores al mismo tiempo.

Velocidad. Los tiempos han disminuido tremendamente, la información se transmite a una velocidad increíble, que nos hacen ser parte de una red de actualización de datos inmediata, lo que sucede al otro lado del mundo, lo puedo saber en segundos. Y no solo eso, ahora también la interacción, modificación de datos, y propia manipulación de la información existente, en un espacio físico inexistente, facilita mucho la vida cotidiana, y nos convierte en seres totalmente conectados con el mundo.
Esta forma de entender el universo virtual, muchas veces nos genera un desprendimiento de lo “real”, o de lo físico. Los tiempos cambian, las distancias se acortan, y por lo tanto, las dependencias físicas se van evaporando, haciendo que los personajes urbanos desaparezcan, para recluirse en sus pequeñas cajas de interacción, dejando de lado la vida pública de nivel físico, y reemplazándola por el nivel virtual. Las personas ya no necesitan de la ciudad o del espacio público para acceder a cultura, educación, recreación o incluso interacción social, sino que lo tienen a un click de distancia, y con toda la intensificación iconográfica, que nos hace olvidar lo que es el contacto humano.


Autopistas en Sao Paulo.

Ingravidez. Referida al estado de perplejidad en que nos encontramos en algunos puntos de nuestras ciudades ultramodernas. Este estado de perplejidad, nos lleva a vernos inmersos en los constantes cambios de configuración urbana, a estar expuestos a la movilidad y velocidad, a tener acceso a una gran red de información en el mundo virtual, y sobre todo, a vernos como un ente casi invisible que flota por espacios urbanos, donde parece que el tiempo no es real, y se traduce en un fondo parecido a una escenografía de ciencia ficción (Musset, 2007).

Torre Interbank, Javier Prado con Vía Expresa, 2012.

Se podría entender esta ingravidez, como una condición del estado de perplejidad de las ciudades contemporáneas, que se da como resultado de las características ultramodernas antes expuestas, y son percibidas gracias a los no lugares de la nueva metrópolis.

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