domingo, 8 de septiembre de 2013

11 BARRANCO. LOS FRAGMENTOS URBANOS


Podemos entender el inicio de Barranco como estructura urbana a partir del surgimiento de la Ermita y su atrio. Es en este lugar donde se construyen los primeros potreros destinados a albergar a enfermos y huéspedes atendidos por los religiosos fundadores de la Ermita[1]. Así, a partir de la Ermita, la constitución de un primer asentamiento urbano da pie al surgimiento de un fragmento y que constituye uno de los límites del área de estudio, la Bajada de los Baños.

La ubicación y el trazo de las primeras manzanas paralelas a la bajada –hoy las calles Sucre y Ayacucho– delatan la importancia que tenía la Bajada de los Baños, que de ser usada exclusivamente por pescadores y fortuitos bañistas se convierte en el centro religioso del nuevo asentamiento, y que genera el arribo de nuevos grupos sociales a un, hasta ese momento, pequeño pueblo del barranco[2].

El contenido social de la Bajada de los Baños se ve transformado se ve transformado. Fundada a partir de una connotación religiosa se convierte en el principal acceso al mar de Barranco, adaptándose a una quebrada natural, y determinando una nueva morfología urbana que se estructura en el eje de relación directa con el mar[3].

En el otro extremo –geográfico y temporal– encontramos otro fragmento urbano, generador de una distinta forma de ocupación del suelo urbano, la Alameda Sáenz Peña. Este segundo eje de penetración a la zona costera de Barranco se dispone como un paseo peatonal afrancesado que culmina en un mirador hacia el mar y que marca un cambio importante en el crecimiento (de sur a norte) de las manzanas. A partir de la alameda –que ocupa el antiguo local del Club de Tiro– el trazado urbano adopta un trazo más regular y ortogonal.

Es así que ante estas dos vías de penetración generadoras de distintos trazos urbanos y portadoras de un contenido social diferente, el Malecón se presenta como el límite de la ciudad frente al mar. Es la cara de la ciudad que transforma el perfil del acantilado y lo convierte por excelencia en el lugar de recreo de la ciudad, un paseo que se adapta a su condición topográfica y ofrece a Barranco un lugar de confrontación social consagrador de la estrecha relación entre Barranco y el mar. No en vano los elementos que permanecen en el lugar como hitos importantes son las bajadas al mar que han dejado de funcionar como tales para convertirse en parte de la memoria colectiva y el propio malecón permanece como una suerte de ventana al paisaje y explica muchas de las relaciones topológicas y sociales que se producen al interior del malecón.
Vías principales en el distrito de Barranco.

Las diferentes partes que componen Barranco, se definen a través de su apropiación del sitio que ocupan transformando el lugar y adoptando un lenguaje morfológico propio de la época. Su estructura interna no es gratuita, sino que se adecua, en el caso específico de Barranco, a un trazo urbano que precede a la conformación del tejido edilicio.


[1] El inicio del núcleo urbano de Barranco esta signado en el conjunto que surgió alrededor de los antiguos potreros de la Bajada de los Baños.
[2] Las primeras donaciones de terrenos que recibió la capilla del Barranco y que son actualmente el parque aledaño a la Ermita fueron realizadas por los dueños de fundo “La Condesa” de propiedad de doña Josefa Zugástegui (Del Busto Duthurburu, 1985).
[3] La formación de la Bajada propiamente dicha, es decir, de la calzada que conducía al mar fue construida por el cura De la Fuente. Ante algunos intentos infructuosos por construir una vereda directa al mar, se diseñó una calzada que siguiera el curso del agua que se hizo correr por la quebrada. Este método elemental de fabricación generó una disposición especial de las casas aledañas a la bajada. 

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