domingo, 8 de septiembre de 2013

10 LA ESTRUCTURA URBANA DE BARRANCO. SUMA DE HECHOS URBANOS


La estructura de la ciudad puede ser entendida a través de sus partes conformantes, fenómenos que se van conectando a lo largo del tiempo, son comparables a través de sus elementos permanentes, muestran una naturaleza singular y generan el desarrollo de la ciudad. La ciudad no se nos presenta como un campo homogéneo y unitario sino que va definiendo, en un proceso vinculado al factor temporal, diversos sectores o partes de la misma que presentan características similares y que componen un tejido urbano. A pesar de esta caracterización de partes conformantes de la ciudad, el fenómeno urbano de nuestros tiempos distorsiona las relaciones que se dan entre estas partes guiándolas a través de un proceso de continuidad homogénea que genera una ciudad marginal. Al respecto el profesor Fernández Alba señala como características de este proceso urbano las consecuencias de una indiferenciación citadina: generadora del crecimiento de la ciudad por medio de paquetes espaciales inconexos que generan la anticiudad marginal. Las razones económicas de la lotización (existencia de infraestructuras, alta rentabilidad, proximidad al centro, mercado del suelo) y las características de esta conexión (concentración de viviendas, masificación de la gestión, autonomía de las dimensiones arquitectónicas) procesan una pretendida ciudad análoga[1].
Es en este debate de la ciudad contemporánea: entre la definición del territorio análogo y la conformación a través de partes conexas, en donde la urbanística plantea estructuras de reconocimiento de la formación de las ciudades para poder esquematizar algunos  conceptos que nos ayuden a definir áreas de intervención urbana  que se sumen a la estructura mayor de la ciudad y caracterizar las partes o fragmentos de ciudad que muestren una definición de la dimensión arquitectónica a través de su participación en un área territorial definida.
Esta conexión de partes, portadoras de condiciones particulares y de conformación del hecho urbano se nos presenta como una manera de entender la ciudad orgánicamente. Esta experiencia del reconocimiento de la ciudad es también tema de reflexión de la teoría urbanística contemporánea. Ludovico Quaroni nos propone poder entender el fenómeno de partes de la ciudad como un todo vinculado a la idea de organismo:
“Si la ciudad ha de ser un organismo, tiene que ser una estructura, es decir: ‘no una simple combinación de elementos, sino un todo formado por fenómenos solidarios, de forma que cada uno dependa de los otros y no pueda ser lo que es sino en virtud de su relación, y en su relación con aquellos’, es decir, de modo más sintético: ‘una entidad autónoma de dependencias internas’”
Este rol conectivo, de autonomía interna, que pretendemos definir en Barranco y sus vías está vinculado a toda la estructura urbana que presenta Barranco como organismo total que manifiesta carácter unitario. El reconocimiento de una estructura profunda de los hechos urbanos que vincule los diversos fragmentos nos permite operar en el decantamiento de la particularidad de una porción de la ciudad. Coexisten intervenciones simultáneas en la ciudad, área de estudio o barrios con cualidades específicas diferentes y grados de autonomía de tal manera que esta –la ciudad– no puede ser reducida a una sola idea base, sino que se articula a través de la relación binaria entre la tipología edilicia y la morfología urbana.
El estudio de la relación que se da entre la forma de la ciudad (morfología urbana) y la estructura subyacente de organización es el primer factor que define la singularidad de nuestra zona de estudio.
Observando el plano evolutivo de Barranco podemos hacer evidente este fenómeno de sucesión de partes organizadas. Existen zonas o áreas de estudio (consignadas en las referidas investigaciones de la bibliografía) que generan el surgimiento de un sector preciso de Barranco y que son reconocibles a través de las características del área de estudio, como son: la definición de la morfología social del barrio, es decir, de su conformación física y unidad estructural como cadena de hechos sucesivos que transforman el hecho urbano, una función definida, afín con la morfología y un contenido social homogéneo portador de los valores sociales propios del fragmento urbano. Estas partes que conforman Barranco surgen también como modelo social que aspira en primer lugar, a cubrir las necesidades del instante en que fueron producidas y en segundo lugar, lo cual es más importante, a transformar un modo de vida.

Plano de Barranco en 1902




[1] En el prólogo a la edición de “El significado de las ciudades” (Aymonino, 1981).

No hay comentarios:

Publicar un comentario