Podemos
entender el inicio de Barranco como estructura urbana a partir del surgimiento
de la Ermita y su atrio. Es en este lugar donde se construyen los primeros potreros
destinados a albergar a enfermos y huéspedes atendidos por los religiosos
fundadores de la Ermita[1].
Así, a partir de la Ermita, la constitución de un primer asentamiento urbano da
pie al surgimiento de un fragmento y que constituye uno de los límites del área
de estudio, la Bajada de los Baños.
La
ubicación y el trazo de las primeras manzanas paralelas a la bajada –hoy las
calles Sucre y Ayacucho– delatan la importancia que tenía la Bajada de los
Baños, que de ser usada exclusivamente por pescadores y fortuitos bañistas se
convierte en el centro religioso del nuevo asentamiento, y que genera el arribo
de nuevos grupos sociales a un, hasta ese momento, pequeño pueblo del barranco[2].
El
contenido social de la Bajada de los Baños se ve transformado se ve transformado.
Fundada a partir de una connotación religiosa se convierte en el principal
acceso al mar de Barranco, adaptándose a una quebrada natural, y determinando
una nueva morfología urbana que se estructura en el eje de relación directa con
el mar[3].
En el
otro extremo –geográfico y temporal– encontramos otro fragmento urbano,
generador de una distinta forma de ocupación del suelo urbano, la Alameda Sáenz
Peña. Este segundo eje de penetración a la zona costera de Barranco se dispone
como un paseo peatonal afrancesado que culmina en un mirador hacia el mar y que
marca un cambio importante en el crecimiento (de sur a norte) de las manzanas.
A partir de la alameda –que ocupa el antiguo local del Club de Tiro– el trazado
urbano adopta un trazo más regular y ortogonal.
Es así
que ante estas dos vías de penetración generadoras de distintos trazos urbanos
y portadoras de un contenido social diferente, el Malecón se presenta como el
límite de la ciudad frente al mar. Es la cara de la ciudad que transforma el
perfil del acantilado y lo convierte por excelencia en el lugar de recreo de la
ciudad, un paseo que se adapta a su condición topográfica y ofrece a Barranco
un lugar de confrontación social consagrador de la estrecha relación entre
Barranco y el mar. No en vano los elementos que permanecen en el lugar como
hitos importantes son las bajadas al mar que han dejado de funcionar como tales
para convertirse en parte de la memoria colectiva y el propio malecón permanece
como una suerte de ventana al paisaje y explica muchas de las relaciones
topológicas y sociales que se producen al interior del malecón.
Vías principales en el distrito de Barranco.
Las
diferentes partes que componen Barranco, se definen a través de su apropiación
del sitio que ocupan transformando el lugar y adoptando un lenguaje morfológico
propio de la época. Su estructura interna no es gratuita, sino que se adecua,
en el caso específico de Barranco, a un trazo urbano que precede a la
conformación del tejido edilicio.
[1] El inicio del núcleo urbano de Barranco esta signado en el conjunto que
surgió alrededor de los antiguos potreros de la Bajada de los Baños.
[2] Las primeras donaciones de terrenos que recibió la capilla del Barranco
y que son actualmente el parque aledaño a la Ermita fueron realizadas por los
dueños de fundo “La Condesa” de propiedad de doña Josefa Zugástegui (Del Busto Duthurburu, 1985).
[3] La formación de la Bajada propiamente dicha, es decir, de la calzada
que conducía al mar fue construida por el cura De la Fuente. Ante algunos
intentos infructuosos por construir una vereda directa al mar, se diseñó una
calzada que siguiera el curso del agua que se hizo correr por la quebrada. Este
método elemental de fabricación generó una disposición especial de las casas
aledañas a la bajada.
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